23 de agosto de 2010

Sospechoso trabajo de topógrafos en zona de playas

Como ocurre en cada fin de sexenio, las mejores zonas de playas del otro lado de la isla, hasta ahora sin urbanizar y conservando el atractivo natural que ha hecho grande a Quintana Roo, han empezado a ser marcadas con fines desconocidos; las conocidas y aún frescas anotaciones de los topógrafos sobre el negro asfalto de la carretera, así lo revelan.
Al menos desde las postrimerías del mandato de Joaquín Hendricks (99-05) se empezaron a notar cada tanto los trabajos de topógrafos que acuden a la zona de playas del lado oriental de la isla a marcar límites y colindancias de terrenos.
Muchos de esos predios pertenecen a particulares y otros más, la mayoría, son propiedad del Instituto del Patrimonio Estatal, Ipae, que los obtuvo al absorber los bienes del desaparecido Fidecaribe, el cual a su vez los obtuvo vía la expropiación, de los ejidatarios de Cozumel.
En los 20 kilómetros de playa que hay desde Punta Sur a Mezcalitos, en algún momento de los años setenta del siglo pasado se consideró construir el mega proyecto turístico del gobierno federal que finalmente se decidió construir en Cancún.
Una de las principales razones para decidirse por aquella ciudad – que entonces no existía – fue que los ingenieros y proyectistas se dieron cuenta de que la isla de Cozumel no cuenta con la suficiente agua potable como para sostener un desarrollo de la magnitud que entonces se planeaba.
Sin embargo, con el paso del tiempo, esos 20 kilómetros ininterrumpidos de playa libre de construcciones son una rareza en el estado que representan, entre otras cosas, uno de los más importantes santuarios de la tortuga marina; concitan toda clase de ambiciones.
El peligro es que el esquema de desarrollo a seguir, amenaza con ser el mismo insensato sistema de construcciones lujosas sobre dunas y manglares que acaban por depredar el entorno y provocan la erosión de las playas, tal como ha ocurrido en Cancún y ocurre ahora en la Riviera Maya.
Frente a algunas de las playas más atractivas del lado oriental de la isla, de un par de meses a la fecha el pavimento se ha llenado de números pintados con aerosol de diversos colores que evidentemente son el resultado del trabajo de topógrafos contratados para delimitar los predios.
Incluso se puede identificar un patrón, pues hay una zona entre las playas San Martín y Playa Bonita, donde números negros en el suelo que van en orden, parecen corresponderse con predios con vista a la playa de 550 metros de frente, ideales para el desarrollo hotelero.
La duda y la incertidumbre es saber si quienes adquieran esos terrenos estarán al tanto de las regulaciones ambientales y de la importancia de la zona para la recuperación de agua subterránea de la isla y si sus planes incluirán un manejo inteligente del medio ambiente que impida su deterioro al tiempo que permita el aprovechamiento racional de los recursos… o si será más de lo mismo: destrucción total con maquinaria pesada, construcción de alto impacto sobre zonas sensibles y ulterior destrucción del ecosistema –erosión de playas incluida–, motivada solamente por el deseo de ganancias rápidas y sin pensar en el futuro.
La evidencia de lo que es correcto está a la vista en esos mismos 20 kilómetros de playas, los cuales reciben de frente el embate de los huracanes y no se han erosionado, frente a los 20 kilómetros de playas de la Zona Hotelera de Cancún, de características naturales muy similares pero donde la erosión es el principal problema; la diferencia es la ausencia de hoteles construidos sobre las dunas.

fuente: Por Esto!

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